Cafés europeos, los mejores encuentros - Spanish Food Revolution
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Cafés europeos, los mejores encuentros

La cuna de las conversaciones

Los cafés europeos  han visto romances que algún día funcionaron y dejaron de hacerlo, romances de un día o romances que duraron hasta la muerte de los protagonistas.  También, las paredes de algunos cafés escucharon  conversaciones entre  Monet y Pierre-Auguste Renoir sobre el valor que tiene Impresión, sol naciente o  cómo terminó El Baile en el Moulin de la Gallete.

Desde los comienzos de los Cafés, estos locales literarios, artísticos y  cinéfilos se nutrían de grandes conversaciones intelectuales. Con sus altos techos, sillones que parecen hechos para recostarse –hasta Edgar Allan Poe después de escribir uno de sus relatos de miedo podría hacerlo-, o lámparas que absorbían las miradas de clientes. Todo con una decoración contemporánea propia de la época burguesa, con adornos como obras de arte, cubertería de plata y estampados elegantes.

Por eso, no solo era un lugar de encuentro de intelectuales donde acudían a tomarse un buen café irlandés mientras discutían sobre la concepción de la vida de cada uno de ellos. En Europa, en el siglo XIX  familias burguesas y aristócratas  se reunían en los cafés quizá al lado de algún rey o archienemigo de los cuentos de Chejov. Si no que se lo digan a los personajes de Café Society, de Woody Allen, o Café des 2 Moulins, con una de las camareras más singulares del cine.

Dos siglos  más tarde, los cafés europeos siguen siendo la cuna de tertulias y encuentros y siguen desprendiendo un ambiente cultural. A lo que se suman los mejores granos de café, platos o copas.  Este es el caso de cafés ubicados en París, Praga, Madrid o Lisboa, entre otros muchos rincones de reuniones cafeteras.

Los cafés marcados en el mapa

Cada lugar tiene algo especial: una copa, un plato o un café. En la capital del país, Madrid, se encuentran los cafés más representativos de le época burguesa e intelectual. Es el caso del Café Gijón, que ha sido testigo de las  tertulias bohemias más interesantes del Paseo de Recoletos 21. Este café y su  menú, con platos como la ternera de Ávila, hace que te transportes siglos atrás.

Si nos trasladamos hacia el Madrid de los Austrias, nos encontramos con Café del Nuncio, en la calle de Segovia, 9. Su decoración verdosa y marrón, su poca luminosidad aunque la necesaria, hacen de este entorno un lugar ideal para tomarse un café en la terraza del local con más solera de Madrid, pero, también para probar sus tartas al estilo austriaco. El nombre del local se debe al pasado, donde  en los inicios del siglo XXI se conservaba el café Nuncio.

Si seguimos nuestro camino en el mapa, en pocas horas nos podemos trasladar y adentrarnos en otros cafés con otras vanguardias. El Café Majestic, en Oporto, atrae la mirada de los turistas solo pasando por Rua Santa Catarina 112. Al ser una calle comercial, muchos pies pisan la calle. En su terraza en el interior del Café, no solo podrás deleitarte con la bebida, sino que las torrijas de este lugar son de visita obligada.  O qué decir del bacalao de Café a Brasileira, en Rua Garrett 120, Lisboa, con su posterior café o copa de la comida. Se encuentra fácilmente por el homenaje rendido a uno de los iconos culturales más importantes y nacido allí, Fernando Pessoa, y su estatua colocada a la entrada del Café.

Otro icono cultural, aunque ficticio fue el creado Jean-Pierre Jeunet y Guillaume Laurant, Amelie Poulain, quien ya servía en un café. París, la ciudad del amor, del oh lala y de la Torre Eifel es el lugar de los croissant, crepes, y cafés. Todo París desprende elegancia, en la 6 Place Saint-Germain des Prés, se encuentra el Café Les Duex Magots, donde se sirve el licor Saint Germain. A parte de pasear por una de las calles más elegantes de París, la visita al Louvre se convierte en imprescindible. Después de apreciar la sonrisa de La Gioconda  de Leonardo Da Vinci o la balsa de la Medusa de Théodore Géricault, otro de los Cafés más representativos de Europa se encuentra allí. Es el Café Marly en 93 Rue de Rivoli.

A  kilómetros de la república francesa, Italia ofrece macchiatos o ristrettos en sus cafés.  Estos cafés se asientan desde hace muchos años en las calles de Roma y Venecia. El Caffè Greco es en el número 86 de Via Condotti de Roma, es no de lo más antiguos de la ciudad. El Caffé Florian cuenta con un rico quiche  de salmón o parmigiana como uno de los platos que se sirven en este café situado en la  Piazza San Marco San Marco 57, en Venecia.

No sólo es Le Café Marly el  que está vinculado a un edificio importante como puede ser el Museo del Louvre. Dentro de un palacio histórico  que recibe el nombre de Palais Ferstel,  en el distrito número uno y en el 14 de la calle Herrengasse, se encuentra El Café Central. Clientes tan habituales como fue Freud probaron la famosa tarta sacher. Una tarta de chocolate típica de Austria con ingredientes muy  básicos: huevos, chocolate, mantequilla o almendras, pero que solo ellos saben hacer especial.

A todos estos cafés han acudido contertulios intelectuales que han dejado allí proyectos e ideas. Praga también es la cuna de muchos cuadros, libros o composiciones que fueron acompañados con algún café. Hoy en día esto se puede sentir en cafés como Café Imperial en Kaerntner Ring 16. Una visita obligatoria tras pasear por el Puente de Carlos para probar también el Wiener Schnitzel, uno de los platos más famosos del lugar.

El futuro de los cafés europeos

Los mejores cafés de Europa para probar sus licores y sus platos están cerca. A estos locales acudieron emblemáticas figuras y referencias culturales que no dejaron ni dejan indiferente a nadie. Según investigaciones, algunas de las obras  literarias que podrían haberse escrito en el sofá de algún café están relacionadas con Charles Dickens o composiciones musicales por Wagner.

Futuros artistas del siglo XXI se sentarán en los cómodos sofás de los cafés que llevan abiertos desde el siglo XIX para escribir o componer verdaderas obras. Así como lo hicieron entonces.

 

 

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